Yo y el Universo

La mayoría de la gente ignora que todos tenemos la habilidad de co-crear nuestra vida con el universo.

A muchos se nos enseñó a aceptar lo que tenemos y no pedir más. Pero nuestras esperanzas y sueños no son más que el universo susurrando en nuestros oidos, plantando en nosotros una idea de lo que es posible, mientras nos guía hacia el mejor uso de nuestros dones.

Pedir algo no significa rogar, suplicar, humillarse, flagelarse. Intermediarios abstenerse.

Es tan simple como cuando solicitamos algo a un vendedor. Le decimos exactamente que es lo que estamos buscando y nos lo tiene que dar.

Una vez que tenemos una visión clara de lo que deseamos (mejor escribirlo, asi no dudamos cuando formulamos el pedido) ingresamos al silencioso recinto donde todo es posible y formulamos el pedido, dando la mayor cantidad de detalles posibles. Cuando digo recinto me refiero a meditación o simplemente relajar nuestra respiración y aquietar nuestro cuerpo por un ratito.

Igual que las ondas que se forman en el lago cuando arrojamos una piedrita, nuestros pensamientos viajan a través del espacio desde nuestra quietud hasta donde se alinea y orquesta todo lo necesario para hacer realidad nuestros deseos.

Antes de volver de nuestra quietud, acordarse de dar gracias y simplemente desprendernos de la preocupación.

Acuérdense del Padre Nuestro. Jesús al formular la Oración lo hizo en forma simple y sin lloriqueos, eso sí, con mucha seguridad.