domingo, 23 de diciembre de 2007

Un regalo con imaginación

Sentarse cómodo (en el suelo o en una silla). Encender una velita. Ponerla delante de la vista. Concentrarse en la luz de la vela. Respirar con calma. Ahora imaginemos....
- Que la luz que irradia penetra, a través de nuestra vista, en el entrecejo.
- Que lentamente se agranda hasta ser muy grande y ocupa toda nuestra cabeza.
- Que podemos redireccionar (parte de la luz) hacia el resto de nuestro cuerpo.
- Que esa luz se hace enorme en nuestro corazón.
Ahora la luz es tan grande que ya no cabe en nuestro interior. Entonces lo que podemos hacer, siempre usando la imaginación, es tomar partecitas de esa luz tan grande y comenzar a repartirla. Pensemos en esa persona que siempre está a nuestro lado. No importa si es tu pareja, tu padre, tu jefe o vecino. Tomá entre tus manos una chispita de tu luz y dásela a esa persona. Pensá en otra persona y volvé a hacer lo mismo. Notarás que tu luz no decreció sino, por el contrario, se hizo más grande todavía. Seguí repartiendo tu luz. Todos tus parientes, amigos, vecinos. No interesa si en algún momento tuviste una discusión o si no se hablaron por mucho tiempo. Incluso, podés hacerle llegar esa luz a la gente que vive en tu país y nunca le verás la cara, a los habitantes de otros paises, a quienes gobiernan el país y el mundo (a ver si cambiamos las cosas de una buena vez). No seas mezquino/a. Yo te aseguro que no vas a quedarte a oscuras. Cuando quienes te rodean están bien, vos estás bien.
FELICES FIESTAS PARA TODOS!!!!

Amor y Luz.

domingo, 2 de diciembre de 2007

Algo que leí

"Desde el principio de los tiempos los humanos hemos contemplado las estrellas con asombro, buscando en su luminosidad respuestas, inspiración y guía.

Salimos de nuestra contemplación con historias de dioses, diosas, mapas del universo, astrología, astronomía, matemáticas y arte.

Las reverenciamos, nos maravillamos y hasta nos proyectamos al espacio exterior intentando comprender su esencia mágica.

Sabemos, ahora más que nunca, qué son esas luces celestiales, la distancia a la que se encuentran y hasta que les sucederá con el tiempo. Aún así, la información que poseemos no substituye lo que podemos llegar a experimentar.

Observar las estrellas es, sin duda, uno de las formas mas antiguas de meditación y está a nuestra disposición casi todos los días. Sabemos que en las ciudades no siempre se puede pero a veces no hace falta recorrer tantos kms. para verlas en todo su esplendor. Lo único que necesitamos es esperar que se ponga el sol y una mantita para poder acostarnos en el suelo. Al acostarnos en el suelo, aparte de hacer una conexión con la Tierra, logramos que nuestros pulmones trabajen libremente. Esto hace que, lentamente, podamos conectarnos con el cielo y el pulsar de las estrellas. Mirando comodamente su vastedad en algún momento notaremos que nuestro cuerpo se expande y contrae del mismo modo que lo hace el universo, que ya no hay cielo ni tierra, que simplemente estamos fluyendo al mismo ritmo y estamos flotando logrando un estado de serenidad, gozo y la seguridad que somos uno con el Universo."

Hasta ahí la traducción de lo que leí. Ahora yo digo: Cuanto tiempo podemos llegar a "perder"? Que tal si lo intentamos? Llevar a tus hijos? Yo diría que si tenés chicos también los lleves para que aprendan. Perdón, quise decir para que nos enseñen.