Otoño

Hoy, cuando salí a hacer unas compras, el viento, que había cambiado de direccion, traía el olorcito de la tierra mojada, el aguacero se acerca.
Noviembre, igual que octubre está demasiado lluvioso. Espero que la tormenta no arruine mis planes de ir el sábado al parque a sacar fotos y disfrutar al aire libre antes que venga demasiado frio y tenga que mirar el panorama desde una ventana en casa.
Me gusta esta época del año, con las hojas de los árboles cambiando de colores. Amarillos, ocres, rojos fuegos que contrastan con el siempre verde de los pinos.
En el parque hay mesas y bancos para sentarse a disfrutar de un almuerzo o de unos mates, descansar de las caminatas entre los senderos y observar las ardillas que suben a los árboles, los cachetes inflados de tantas semillas como llevan en la boca hasta la madriguera. A veces se acercan donde la gente esta comiendo. Estan acostumbradas a que las conviden con algo y saben que no corren peligro porque nadie les hace daño. Cruzando el puentecito, sobre el lago, esta la casa del guardaparques, con todos los botes que se alquilan en verano, ya apilados hasta la próxima temporada. Los gansos canadienses disfrutan del agua, por ahora. En diciembre el lago se congelara, la nevada cubrira todo hasta donde se pierde la vista y el silencio será solo quebrado por las pisadas de los ciervos, buscando en la nieve algo para comer.
Estoy muy lejos de casa, no tengo conmigo todo lo que amo, pero amo todo lo que tengo.